El Museo Nacional de
Arte Decorativo cumple en 2007 sus primeros setenta años de vida y los celebra
en plena actividad artística y cultural, con su prestigio intacto, su calidad
museológica y su valioso patrimonio en constante crecimiento, su proyección social
cada vez más abarcante y con el firme reconocimiento internacional por parte de
los museos afines.
Nuestro Museo fue
creado por Ley 123.351 del 21 de enero de 1937, a partir de la compra
que hace el estado de la residencia y las colecciones de los esposos Josefina de
Alvear y Matías Errázuriz Ortúzar que –junto con sus hijos Josefina (Pepita) y
Matías (Mato)- habitaron la casa entre 1918 y 1936. El proyecto había sido obra
del destacado arquitecto francés René Sergent, los jardines fueron diseñados por
su compatriota Achille Duchène, y la decoración de los salones de la planta
principal –según diversos estilos franceses que van desde el Renacimiento hasta
fines del siglo XVIII- corrieron por cuenta de especialistas de la talla de
Georges Nelson, Georges Hoentschel y André Carlhian, a los que pocos años
después José María Sert añadió su toque orientalista, precursor del art-déco, en
el curioso salón de estar de Matías hijo, en el primer piso de la casa.
Al convertirse la
residencia familiar en museo nacional era Presidente el general Agustín Justo y
el doctor Matías Sanchez Sorondo encabezaba la Comisión Nacional
de Cultura. Desde entonces hasta hoy han pasado setenta años, incluidos veintisiete
presidentes (entre constitucionales y de facto) y más de ochenta secretarios y
subsecretarios de Cultura de la
Nación; sin embargo, frente a esa secuencia que indica
claramente las movidas circunstancias de las últimas siete décadas de nuestra historia,
el Museo sólo ha tenido cuatro directores: Ignacio Pirovano (1937-1955), Jorge
Pinto (1956-1963), Federico Aldao (1963-1990) y Alberto Bellucci (1991 a la fecha). Esta insólita
estabilidad de gestión, que parece colocar al Museo al margen de las frecuentes
rupturas institucionales, permitió a su vez ir manteniendo y profundizando una
línea de continuidad con respecto al mantenimiento del perfil original del
Museo y a la preservación y acrecentamiento de sus colecciones. Lo cual no
quiere decir que el Museo haya cedido a la rutina o se considerara
independizado del contexto inmediato o de los sucesivos programas emanados de
las autoridades nacionales de la cultura de las cuales depende, sino que ese
contexto y esas autoridades coincidieron en permitir y alentar la misión propia
del Museo en cuanto registro valioso de la memoria histórica y el acervo
artístico de los argentinos, y de sus posibilidades de proyección cultural en
la comunidad local e internacional. Por lo demás cada gestión directorial, cada
integrante del museo y – a partir de su Fundación en 1967- también la Asociación Amigos
trabajaron eficazmente para asegurar la
actualización de esa presencia y esa proyección. Éste es el conjunto de
hechos auspiciosos que nos permite asomarnos a la octava década de vida en
total plenitud y con renovado entusiasmo para enfrentar los desafíos que el
siglo XXI plantea a los museos.
Como una evidencia,
entre tantas otras, de los valores de dicha continuidad de gestión a través del
tiempo, y como información que seguramente ha de ser de interés para todos -ya
que hasta el presente no ha sido dada a conocer en forma ordenada- acompañamos
un listado de las exposiciones temporarias más significativas que el Museo ha
albergado en sus salas durante estos setenta años.
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